miércoles, 18 de marzo de 2009

Mayas (segunda parte)

En una entrada anterior les había comentado algo sobre mi encuentro con las “mayas”, en aquella oportunidad la información que poseía era muy poca.
Curioseando un poco decidí colocarle jugo de maya a una carne para ver que resultaba, en resumen fue una carne a la jardinera a la cual le agregue el extracto obtenido de machacar la pulpa de las mayas, el extracto lo agregue casi al final de la cocción pensando en no deformar mucho su sabor… El plato resultante en lo personal no me impacto, tampoco estuvo mal, el sabor de las mayas estaba presente sin ser muy invasivo, la textura de la carne: normal; lo divertido del cuento es que guarde una porción de la preparación para días posteriores y luego de tres días la carne estaba completamente hidrolizada por la acción proteolítica del juguito de maya. Inmediatamente pensé en la enzima bromelina. Reintente entonces la búsqueda sobre las mayas suponiéndolas de la familia de las bromeliáceas y si, ni mas ni menos: Bromelia pinguin. Esta planta es nativa de la América tropical y recibe nombres como Maya, Pinguin, Piñuela, Piña de cerca, Piña de ratón, entre otros. Sus niveles de enzimas proteolíticas son altísimos lo que justifica las recomendaciones de moderar su consumo para evitar el “rompimiento” de la lengua y del cielo del paladar.